Es realmente una sensación única, hay que hacerlo para saber de que se trata y definitivamente vale la pena, siempre había pensado en hacerlo, pero nunca pensé que fuera tan de repente y sin planearlo, se trataba principalmente de ir a ver saltar a Linda pero terminó siendo verla desde el avión montado listo para saltar también.
Durante el periodo de espera hay que firmar unos documentos donde básicamente cada persona se hace responsable de su vida y libera de toda obligación a la agencia, algo atemorizante tan solo pensar que se esta jugando la vida en ese instante, a pesar de eso, permanecí bastante calmo incluso dentro del avión cuando estábamos subiendo a 13000 pies de altura para lanzarnos, simplemente disfruté del paisaje.
Justo en el momento de pararse en la puerta es cuando uno dice jueputa! aquí fue, no hay marcha atrás y ya que carajooooo!... Después de ese momento de culillo llega lo mejor de todo, la sensación de estar suspendido en el aire con la tierra debajo de nosotros, viajando a tal velocidad que muchas personas se les mueven las mejillas por el aire, todo pensamiento negativo se elimina y uno se concentra en disfrutar -a pesar que aun no se esta a salvo- la vista que es magnifica y la sensación única, creo que no pare de sonreír durante todo el viaje, genial experiencia.
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