Hace poco en su regreso de Colombia, Camilo trajo dos tamales enlatados, es cierto, para aquellos que pueden tenerlos fresquitos cada domingo en la panadería de la esquina puede que no signifique mucho, pero cuando estas lejos te das cuenta que son cosas que extrañas de tu país.
El tamal paisa, uno de mis favoritos junto con las ayacas de norte de santander, prefiero aquellos que son hechos de harina en vez de arroz como el tolimense, y en especial que tienen carne de cerdo y esas papas en rodajas que le dan un muy buen sabor.
para haber estado enlatado por un tiempo considerable, y haber viajado tantos kilometros, encuentro su contenido tan sabroso como el de uno fresco envuelto en hoja de plátano, calentado con vapor de agua.
Valla que delicia!, ya estoy planeando ir a aquel desayunadero paisa en el barrio primavera de Bogotá.
Por cierto, de la emoción me lo comí tan pronto estuvo en el plato, sin parar de saborearlo y pensar otras cosas, en el proceso olvide tomarle la correspondiente foto, por lo que al menos los dejo con la etiqueta que rescate de la basura.